BIBLIOTECA IES LAS BREÑAS (La Palma)

Érase una vez una jovencita algo pija, su padre se había casado con una mujer muy mala. Ésta tenía dos hijas que trataban a su hermanastra como si fuera su servidora:
-¡Cenicienta! Vete a dormir a tu cama entre las cenizas, cuando termines de prepararnos la pizza que vamos a cenar.
-¿Qué? ¡No, no, no! No puedo dormir ahí con tanto frío. ¡No, no, no! ¡Que me puedo resfriar! Y encima, encima que yo tengo la piel tan sensible... ¡Se me puede estropear el maquillaje! ¡No pienso dormir ahí!
-¿Cómo qué no? ¿Me vas a decir qué no tú a mí? Anda, anda no me hagas perder el tiempo que tengo que ver el programa que dan hoy en la televisión. ¡Así que vete!
Un día, todas las chicas de la ciudad fueron invitadas a una fiesta en la discoteca en honor a su dueño que se llamaba Maikel. Cenicienta preguntó si ella podía ir, pero la madrastra le respondió: -¡De ninguna manera!, ¡Eres muy fea para ir a la fiesta!, además, ¿Quién hará la limpieza?
La pobre Cenicienta regresó llorando a la cocina, de repente le sonó el móvil, lo cogió y oyó a su hada madrina que le dijo:
-Vete a la huerta y tráeme una calabaza y cuatro ratones y después ven para la cocina que te estaré esperando...
-Vale ya voy, pero... ¿para qué quieres todo eso?
-Tú tráemelo y ya verás. Adiós.
-¡Ah! Y también necesito una de tus ropas viejas. Hasta luego.
Cenicienta hizo todo lo que le mandó y fue directa a la cocina y vio a su hada madrina. Ésta transformó la calabaza en una gran limusina, uno de los ratones lo transformó en su conductor. Con las ropas viejas hizo unas nuevas.
Cenicienta se lo puso todo muy contenta y a la vez asombrada.
-¡Muchísimas gracias! - decía sin parar-
No hace falta que me des las gracias. Bueno ¿ya estás preparada para ir a la fiesta?
- Pero..., no puedo ir sin terminar de limpiar...
-No te preocupes que para eso quedan los tres ratones que te he pedido. Lo tengo todo planeado.
Y entonces los ratones por arte de magia cogieron un plumero, una aspiradora y una fregona, y empezaron a limpiar toda la casa, ellos solos.
-Bueno ya está todo, pero no te olvides que cuando llegue la media noche el encanto se romperá.
Cuando Cenicienta llegó a la discoteca se paró la música y se hizo un gran silencio y todos especialmente Maikel estaban impresionados por su belleza, se preguntaban quién podría ser esa chica tan guapa. Durante toda la noche, Maikel sólo tuvo ojos para Cenicienta.
Como era de esperar, se enamoró perdidamente de la joven que no solamente era hermosa y dulce sino graciosa y elegante.
Cenicienta olvidó todas sus penas y no se dio cuenta de que el tiempo pasaba. Pero cuando su móvil sonó fue para anunciar que ya era medianoche, recordó la advertencia del hada y sin decir nada salió corriendo de la discoteca y desapareció en la noche. En su carrera se le cayó el móvil, pero no se dio cuenta y siguió corriendo para que Maikel no la viera vestida con harapos.
La joven estaba segura de que jamás volvería a ver a Maikel Sin embargo éste, que estaba dispuesto a encontrarla, envió a todos sus amigos con la orden de hacer que todas la chicas describieran el móvil sin mirarlo y después tenían que encenderlo, pero ninguna lo hizo bien.
Cuando llegaron a la casa de Cenicienta, las hermanastras intentaron describir el móvil pero no sabían cómo. Cuando los amigos ya se iban a ir, Cenicienta entró en el salón y ante la sorpresa de todos, describió el móvil sin ninguna dificultad.
-¡Es imposible!-exclamaron sus hermanastras-¡Ella no puede ser la hermosa joven de la fiesta! ¡Si ni si quiera estaba allí!
Sin escuchar lo que sus hermanastras decían, Cenicienta salió acompañada de los amigos de Maikel.
A pesar de sus harapos y su cara sucia Maikel la reconoció inmediatamente.
-Prométeme que nunca te vas a separar de mi lado –le dijo teniéndola en sus brazos.
Una semana más tarde se celebró la boda real y vivieron felices para siempre.

FIN