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UN MUNDO DE COLORES

En una hermosa ciudad vivía una niña llamada Emily, era muy simpática y alegre. Todos los días salía de su casa para ir a la escuela, donde tenía muchos amigos y lo pasaba bien.

Al salir de la clase, su madre la esperaba en el jardín y ella salía corriendo para verla y contarle todo lo que había hecho en ese día. Pero un día Emily salió muy triste con la cabeza baja y su madre le preguntó:

- ¿Qué te ha pasado Emily?

La niña le dijo:

- La señorita ha dicho que en mi clase hay niños de color de golosina.

La madre un tanto asombrada le preguntó:

-¿Cómo puede ser eso?

-Sí, mamá, ha dicho que Pablo mi mejor amigo, tiene la piel de chocolate y que Mey, la niña del flequillo, la tiene de color de helado de limón, y todos los niños se han reído de ellos.

-Bueno lo que la señorita quería decir- le explica la madre- es que hay niños de diferentes colores, razas y países.

Cuando llegaron a su casa Emily recordó que la señorita había dicho en clase que en el colegio iban a hacer una fiesta de disfraces. Entonces Emily buscó en su baúl para ver de que se podía disfrazar.

Al día siguiente, Emily le pregunta a Pablo cuál será su disfraz. Pablo se queda un rato pensando y después contesta:

-Bueno, me gustaría disfrazarme de Pirata, ¿Y tú?- le pregunta Pablo.

-No te lo puedo decir es una sorpresa.- contesta Emily riéndose.

Por fin llega el día de la fiesta, estaba todo muy bien decorado. Había luces de colores, un montón de globos y música. Los padres iban llegando con sus hijos ya disfrazados.

Había disfraces de todas las clases: de mariposa, de hada, de princesa, de ángel, también había disfraces de chicos: de bombero, de robot...

De repente apareció Emily con su disfraz de... ¡Abeja! Todos se quedaron asombrados al verla. Emily saludó a todos esperando encontrarse con Pablo con su disfraz de Pirata, pero no lo encontró.

De repente, todos se quedaron en silencio mirando hacia la puerta, donde estaba Pablo llorando. Entonces Emily salió y le preguntó:

- ¿Qué te pasa? ¿Y tu disfraz?
- No he encontrado nada para hacerlo- responde Pablo muy triste.

Entonces Emily se saca su disfraz de abeja, se pinta la cara de marrón y se pone el pantalón de Pablo. Pablo se pinta la cara de blanco y se pone el abriguito rosa de Emily. Luego entran los dos de la mano.

Están rarísimos y muy graciosos. Todo el mundo al verlos empiezan a aplaudir. Entonces un niño de la fiesta pregunta:

-¿De qué vais disfrazados?

- ¿Pero es que no lo veis? Emily y Pablo van disfrazados de Pablo y Emily. Por lo tanto les daremos el primer premio porque han demostrado que da lo mismo el color de la piel, lo que importa es como sea la persona en su interior, porque por fuera todos somos iguales.

A partir de ese día, todos los niños se llevaban bien, y nunca más volvieron a reírse del color de la piel.

AINARA 2ºESO

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